El cáncer de páncreas es el más letal del mundo: solo un 5% de los pacientes sobreviven más de cinco años tras el diagnóstico y el 75% no supera el primer año. Por suerte, no es un cáncer excesivamente frecuente, solo representa el 2,1% de todos los tumores, aunque su incidencia ha aumentado constantemente desde los años 50.
Estima que cada año se diagnostican unos 233.000 nuevos casos en todo el mundo (125.000 hombres y 108.000 mujeres), el 60% de ellos en países desarrollados (Europa, América y Australia). Más concretamente, tiene una incidencia anual cercana a los 8.169 casos (4.276 varones y 3.893 mujeres), según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer.
El riesgo de padecerlo es aproximadamente el doble de alto en los fumadores que en las personas que nunca han fumado y que se cree que alrededor de 25% de ellos son a causa de fumar cigarrillos.
En esta misma línea, Ponz-Sarvisé suma como factor de riesgo “la pancreatitis”, una inflamación a largo plazo del páncreas que a menudo afecta a personas que consumen mucho alcohol o tabaco.
Los síntomas del cáncer de páncreas son todos “bastante inespecíficos”. Entre los más comunes se encuentran “dolor abdominal, molestias y digestiones pesadas”, pero estos los comparten con otras tantas patologías. Como más particular apunta a “la ictericia indolora, que se ponga la piel amarilla”. En este sentido, el oncólogo destaca que “es un tumor cuyo diagnóstico suele retrasarse por la inespecificidad de los síntomas y porque suele simular otras enfermedades”.